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10 abril 2007

IGUALES Y DIVERSOS: NUEVO MAPA DE LA POLÍTICA

El dilema de la relación entre tolerancia y política se refiere a la construcción de un nuevo mapa de la cultura y la política caracterizado por una también novedosa interacción entre igualdad y diversidad. La tolerancia representa el respeto por las opiniones de los demás, así como el reconocimiento del derecho a disentir de esas mismas opiniones. Aprender las reglas de la tolerancia implica tratar de ser inmunes a los prejuicios, a la parcialidad, lo que significa capacidad para reconocernos al mismo tiempo como "iguales y diversos", sintetizando con armonía dos conceptos que en general se conciben como contrapuestos pero que aprenden a convivir en la democracia. Por lo tanto, la tarea de la política en la democracia consiste en garantizar -Con las leyes- el respeto y la promoción de la tolerancia entre los ciudadanos.

Es importante precisar que el tolerante debe rechazar conscientemente la violencia como medio privilegiado para obtener el triunfo de sus ideas subordinando a los demás a su propia concepción. En este sentido, podríamos formular la siguiente pregunta: ¿cuál es la tolerancia que requerimos de frente a los nuevos desafíos? o más sintéticamente, ¿cuál es la tolerancia que resulta adecuada a las sociedades caracterizadas por una creciente complejidad y heterogeneidad? Una posible respuesta la podríamos encontrar caracterizando los elementos que distinguirían a una concepción pluralista de la tolerancia, necesaria para enfrentar los problemas que amagan a las democracias al final del siglo. Tal concepción pluralista se refiere a los comportamientos y prácticas que en una democracia vulneran los derechos de las nuevas identidades colectivas, que son débiles en la esfera pública. Aquí la tolerancia no aparece ya como un mero cálculo político, como una razón de mera prudencia política o como un discurso sobre la posesión de la verdad, sino que aparece, para decirlo con Norberto Bobbio, como la elección de un verdadero método universal (o que por lo menos debería tener una valencia universal) de convivencia civil que se aplica en todos los ámbitos de la vida social. La valencia política de esta concepción sobre la tolerancia reside en que configura aquello que Michael Walzer ha denominado un consenso por intersección entre los diversos grupos que habitan en las democracias contemporáneas.