LA JUSTICIA Y SUS ENEMIGOS SEGÚN NORBERTO BOBBIO
El 9 de enero de 2004, hace una década, muere el filósofo y teórico de la política Norberto Bobbio, y como cada año, recordamos su magisterio moral con una reflexión sobre su enorme obra intelectual y sus intensas pasiones cívicas. El profesor representa una de las figuras más eminentes del pensamiento democrático de todos los tiempos, siendo sus principales campos de estudio el derecho y la política. Esto de acuerdo con su doble trayectoria, como catedrático de filosofía del derecho en la Universidad de Camerino y de filosofía política en la Universidad de Turín. Su reflexión abarcó temas relacionados con la filosofía jurídica, en su triple dimensión de teoría del derecho, teoría de la ciencia jurídica y teoría de la justicia, y con la filosofía política disciplina en la que estudió los valores y los principios desde el punto de vista del poder y del Estado. En ambas perspectivas, el horizonte último de su reflexión fue la libertad, la igualdad y el desarrollo moral de las personas. Esta vez recordamos sus contribuciones para una teoría de la justicia, sobre todo por sus aportaciones para caracterizar a la justicia democrática y definir su relación con los derechos humanos. Tema en el que propone una ética de la razón contrapuesta a la tradicional ética de la autoridad, por lo que hoy más que nunca sus reflexiones sobre la justicia y los derechos resultan pertinentes.
Siempre preocupado por las profundas desigualdades sociales, Norberto Bobbio afirma que la justicia es un ideal a perseguir, para lo cual los derechos humanos deben ser un elemento central de la cultura jurídica, así como uno de los principales indicadores del progreso histórico y de la legitimidad de los sistemas democráticos. La justicia es un valor progresista y como la libertad tiene en el lenguaje político un significado positivo. El filósofo italiano afirma que la desigualdad entre las personas es por su gravedad, un amenazante y peligroso desafío para la estabilidad de las democracias. La injusticia siempre aparece cuando se alteran las relaciones de igualdad y cuando se rompe el principio de legalidad. Las injusticias que derivan de las desigualdades económicas, sociales, políticas y culturales, hacen que la justicia se presente como un reclamo democrático.
¿Cómo se construye una sociedad justa? Esta pregunta ha encontrado una variedad de respuestas en el tiempo. Bobbio recuerda que durante siglos se mantuvo vigente y sin grandes desarrollos el concepto de justicia, tal y como originalmente lo había planteado Aristóteles en el libro V de su Ética a Nicómaco escrita en siglo IV a.C., la cual consideraba dos posibles concepciones de justicia: como legalidad, según la cual una acción es justa si se realiza conforme a las leyes, y como igualdad, según la cual una acción es justa cuando se establece y perdura una relación de trato igualitario. Con ellas distinguía entre las diversas formas de justicia que pueden ser correctivas o conmutativas y distributivas, agregando la distinción entre justicia estrecha y equidad. La igualdad entre las partes y el respeto de la legalidad son dos condiciones necesarias para actuar con justicia. En la edad moderna, desde Locke y Kant, hasta Hegel y Marx, la mayor parte de los clásicos de la filosofía política y jurídica no dedicaron mucha atención al concepto de justicia. La situación cambió con la publicación en 1971 de la Teoría de la Justicia de John Rawls donde plantea una concepción de la justicia como equidad.
A partir de entonces, se desarrollaron dos formas de entender el tema de la justicia: uno en función de los poderosos y otro de acuerdo con los inermes y los indefensos. Para los primeros, la justicia se encuentra vacía de contenido o vale solo como justificación de su poder; por el contrario, para los segundos la justicia tiene un contenido representado por un reclamo de igualdad. Para que una sociedad funcione, sostiene el maestro Bobbio, todos sus componentes deben ser educados en las ideas de la semejanza lo que significa “igualdad-equivalencia”, de la independencia lo que proyecta la “igualdad-autonomía” y de la ciudadanía expresada por el binomio “igualdad-participación”. De la confluencia de estos valores deriva la idea de la “igualdad-relación” entre los individuos que alimenta una visión del bien común.
Norberto Bobbio ofrece explicaciones al laberinto de nuestra contemporaneidad, con racionalidad y pasión, con imparcialidad y participación, con claridad y fuerza de pensamiento. Con sus reflexiones sobre los dilemas, antinomias y desafíos de una época compleja contribuyó al desarrollo de una teoría de la justicia democrática. En cuanto pensador universal, diseña un itinerario crítico para comprender los desafíos de nuestro tiempo y propone un léxico civil para orientarnos en la nueva realidad global. Debemos honrar la memoria del profesor sin limitarnos, conforme al significado de sus ideas, a repetir su lección científica y moral e intentando llevarla más allá, haciéndola fructificar en nuestras latitudes.
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